La tecnología facial se extiende pese a sus fallos y al miedo de ser vigilado
El gobierno británico ha puesto en marcha un sistema de
identificación facial para su servicio de verificación
de las fotos en los pasaportes a pesar de saber que la
tecnología falla en personas de algunas minorías étnicas, en
especial de piel muy oscura, como las personas negras o del
subcontinente indio. Algunos usuarios no han tardado en hacer llegar
sus quejas al Gobierno británico, al considerar que la nueva
herramienta «de alguna forma perpetúa la visión social equivocada
de que las personas negras son más peligrosas».
Ante la polémica, las autoridades británicas se han visto obligadas
a defender las bondades de este nuevo sistema y han
señalado que «durante la investigación de usuarios, el rendimiento
general se consideró suficiente para desplegar la herramienta»,
pese a que reconocieron que «había algunas dificultades en la
identificación de las personas con piel muy clara o muy oscura».
«Si el sistema se probó antes de ponerlo en marcha, no entendemos
por qué lo lanzaron si claramente representa un problema para
personas con diferentes tipos de piel. No es un acto responsable ni
justo por parte de las autoridades, hay un claro sesgo racial»,
aseguraron ayer a ABC desde la Comisión de Igualdad y Derechos
Humanos del Reino Unido.
El Ministerio del
Interior señaló, por su parte, que su intención era que el proceso
fuera simple, aunque ya algunos usuarios han denunciado a través de
las redes sociales que es todo lo contrario. Cat Hallam,
una trabajadora negra de la Universidad de Keele, descubrió que el
servicio sugirió erróneamente que tenía los ojos cerrados
y la boca abierta. «Lo que es más desalentador de todo
esto es que lo sabían», afirmó Hallam a la revista «New
Scientist». Y no parece que su uso vaya a suspenderse mientras se
mejora, al menos de momento.
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